jueves, 15 de noviembre de 2012

Introducción al Blog

Punto de partida. Mi posición frente al mundo:

- El mundo es lo que es. Cuando nacemos se nos presenta ante nosotros un escenario que sentimos como nuevo. Parece algo fijo, inamobible, inflexible, pues somos ignorantes en ese momento a causa de estar en este nuevo entorno. Pero a medida que lo vamos conociendo también lo vamos transformando. Externamente, si, pero también internamente. Comienza, entonces, a ser una masa para amasar. Es un barro en nuestra mesa de alfareros en la que creamos la imagen que tendremos del mundo. Es hilo en nuestro telar con el que tejeremos nuestra interpretación de las relaciones entre las percepciones del mundo y las interpretaciones que iremos formando en nuestro aprendizaje. Es masa que amasamos y condimentamos y le damos forma y la horneamos... para hacer el alimento de nuestro espíritu.

- El mundo es lo que hacemos de él. "La vida es sueño", es interpretación de impulsos en una interfaz biológica que los representa como sonidos, imágenes, y tantas otras como aptitudes de percepción tengamos.

 - El mundo es sueño. El mundo es un estado de conciencia. Percibimos, vaya uno a saber qué vibraciones del universo y logramos interpretarlas como una unidad de conjunto. Así imaginamos que tenemos un órgano de percepción. Nos inventamos un cuerpo que tiene las cualidades de lo que podemos hacer en ese universo. Lo hacemos como conjunto pues la humanidad es una unidad y los individuos sus células: es un sueño compartido, el de las partes que aún no tienen conciencia de conjunto y se creen individuos. En ese cuerpo ponemos los órganos de los sentidos. También descubrimos que podemos ejecutar ciertas acciones en el universo y también les creamos órganos. Son órganos de acción como piernas y brazos, manos, cuerdas vocales... Todo lo que podemos hacer lo simbolizamos en esos órganos que nos inventamos.

- El mundo es desafío. Algunas de nuestras percepciones aún no están formalizadas. Tenemos órganos en formación con los que representamos eso: Emociones, Intelecto, Memoria (no biológica sino psicológica) que se entrelaza con las experiencias anteriores y con las percepciones de los órganos creando un nuevo tejido, tratando de incorporarse como un dibujo más de la tela de la interpretación. Pero aún no tienen su forma totalmente definida, se está creando, la estamos creando.  

- El mundo es el límite. En nuestro sueño compartido habitamos un globo, una burbuja, que representa nuestro mundo de interpretación. Hacia el centro, lo que ya vivimos, en la superficie lo que estamos aprendiendo, en el cielo lo que estamos buscando y más alla... lo desconocido.  

- El mundo es nuestro hogar. Esta burbuja nos cobija, es la seguridad de lo conocido. Esta burbuja es el arcón de nuestros recuerdos, es el laboratorios de nuestros experimentos, es el altillo donde pintamos nuestras interpretaciones y sensaciones, es el parque donde cavilamos.

- El mundo es nuestro condicionante. También es el punto en el universo que determina nuestra perspectiva: es nuestro punto de vista. Es nuestro mundo conocido: desde donde vemos el límite y sentimos el temor allí, afuera.

- El mundo es nuestra pequeña sabiduría. En él están todos los recuerdos y todas las relaciones entre los recuerdos: es nuestra conciencia. En él están todos nuestros conocimientos y la conciencia de nuestros límites junto a la elaboración que hacemos de la realidad a partir de ese conjunto: sabiduría es lo que creamos a partir de nuestros conocimientos, recuerdos y percepciones; el mundo es la burbuja que los contiene.

 - El mundo es el purgatorio. Allí sufrimos el proceso de la frustración en nuestros intentos fallidos de crear sabiduría. Puesto que el arbol de conocimiento es el que produce el fruto del entendimiento, es el comienzo del camino de trabajar para formar sabiduría. Ésta se formará un triunfo, un collar que aparecerá al final de un hilo temporal con una larga fila de perlas de fracasos, y estaremos felices por el collar y cada perla dejará de ser un sufrimiento para ser una joya.

 - El mundo es el infierno. Cuando hemos aquilatado muchas perlas de fracasos y no logramos cerrar el círculo con el hilo, el collar no se forma. Las perlas pesan en nuestro cuello, pero no lucen. Cuando el trabajo rinde este fruto amargo y nuestras fuerzas flaquean es que inventamos el infierno de la creencia en que no lograremos cerrar el collar y moriremos asfixiados en una montaña de perlas lacerantes.


- Pero el mundo no es el cielo. El cielo es la próxima meta, como el horizonte para el caminante. Somos caminantes del universo, errantes exploradores que transitan un camino elíptico, pasando por los mismos puntos cíclicamente, pero en cada vuelta con más experiencia.
Por eso a los mundos se los llama Planetas (Planetes, en griego = "errante").
Por eso el poeta canta: "Caminante no hay camino, se hace camino al andar".




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